Enclavada en la zona noreste de la provincia de Burgos, y a caballo entre las comarcas de Las Merindades y La Bureba, se encuentra la Villa de Oña.
Son esencialmente dos los abrigos rocosos encuadrados en el término municipal de Oña, que han arrojado la presencia de restos adscritos al arte paleolítico: la Cueva de El Caballón, La Blanca y la Cueva Los Moros o de Penches.

El hito más importante y relevante de los conservados en Oña y que hacen referencia a la época antigua, es la conservación en la Iglesia de San Salvador de tres aras del s III. Fueron encontradas en la cercana población de Barcina de los Montes y hoy por hoy son el único elemento que permite atestiguar la procedencia del topónimo La Bureba, zona cerealística de la provincia de Burgos y en la que históricamente ha estado encuadrado Oña.
Las mencionadas aras, proceden de la tribu indígena de los Autrígones, pobladores de esta zona de la provincia de Burgos hasta y durante la presencia de los romanos en la península ibérica. En ellas aparece la presencia de un dios llamado VUROVIO, deónimo que con el tiempo fue derivando y mutando hasta convertirse en Bureba y así dar nombre a la ya citada comarca. La importancia de estas aras radica en que constituyen el único elemento que permite conocer la procedencia de este topónimo.
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